lunes, 31 de octubre de 2011

Yo Soy El Señor y No Hay Otro


En la vida espiritual es preciso practicar las virtudes teologales. Son ellas las que realizan la unión íntima entre la criatura y el Creador. Por eso San Pablo quiere que tengamos activa nuestra fe, haciendo frecuentes actos de fe en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado tal como lo presenta la Iglesia de Jesús.

Además vivir en un esfuerzo continuo por amar. La gran virtud que nos une con Dios y con los hermanos y que es el primero de todos los mandamientos.

Y en tercer lugar nos pide el apóstol una esperanza que soporte todo por Jesucristo que ha de ser siempre nuestro verdadero y único Señor.

Esta es una triple actitud que el apóstol San Pablo alaba en la vida de los tesalonicenses.

¿Podría alabarte hoy a ti porque vives también esta intimidad con Dios?

* Un grupo de fariseos y herodianos ponen una pregunta capciosa a Jesucristo.

- “¿Es lícito pagar el tributo al César o no?”

Me imagino que Santo Tomás, al definir la justicia, debió tener presente la respuesta que Jesús dio a estos hombres astutos: “a cada uno hay que darle lo suyo”.

El Señor pide una moneda y pregunta ¿de quién es este rostro y esta inscripción?

Cuando le contestan que es del César, Él dice:

“Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Seguramente que aquellos hombres quedaron desconcertados. No esperaban ni mucho menos una respuesta así y con ella una lección de moral.

La sociedad tiene sus derechos y sus jefes deber ser respetados.

Pero Dios también.

Hay que cumplir las leyes humanas y las leyes divinas.

Claro que con una condición: cuando las leyes humanas van en contra de la ley divina no se pueden obedecer. Precisamente de ahí surgieron tantos mártires a través de los siglos.

Recordamos cómo el emperador se arrogaba derechos divinos pidiendo que el pueblo lo adorara. Eso va contra el primero de los mandamientos y no se puede obedecer.

Hoy, por ejemplo, la ley del aborto va contra el quinto mandamiento y no se puede obedecer.

* Entonces como hoy, hay gente astuta dispuesta a comprometer a los sencillos hablándoles con adulaciones, alabanzas y con palabras bonitas y falsas. Uno se siente halagado y cae en la trampa quedando predispuesto para dar un sí a cualquier cosa que esa “gente amable” les proponga.

El Evangelio de hoy nos enseña a ser despiertos y valientes. Despiertos para no caer en el engaño y valientes para no temer que se burlen o nos rechacen cuando sabemos que estamos en la verdad.

* Otra enseñanza de San Pablo: hay que proclamar el Evangelio sin la palabrería que se lleva el viento. Es preciso proclamarlo bajo el impulsado del Espíritu Santo y al mismo tiempo con una convicción profunda.

Sabemos bien que a nadie convencen las palabras vacías. En cambio la vivencia y el ejemplo arrastran a todos.

* Siempre y en todas partes debemos tener presente que Dios es el único Señor y que no hay otro ni en el cielo ni en la tierra.

Hablando a Ciro, que es presentado en la Biblia como un ungido del Señor aunque no pertenece al pueblo de Israel, el Señor le dice: “te llamé por tu nombre y te di un título, aunque no me conocías”.

Este rey que debió ser muy recto y amado del Señor dio la libertad al pueblo de Israel desterrado.

Por dos veces en el libro de Isaías se le dice: “Yo soy el Señor y no hay otro. Fuera de mí no hay Dios… Te pongo la insignia aunque no me conoces para que sepan de oriente a occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor y no hay otro”.

* A este Señor es al que tenemos que tener presente toda nuestra vida como a nuestro único Dios. Él merece toda alabanza, según repite el salmo 95:

“Cantad al Señor un cántico nuevo. Cantad al Señor toda la tierra. Contad a los pueblos su gloria… Porque es grande el Señor y muy digno de alabanza. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado… decid a los pueblos: el Señor es rey, Él gobierna a los pueblos rectamente”.

* Finalmente, no debemos olvidar que, a semejanza de los filipenses, cada uno de nosotros debemos vivir como “lumbreras en el mundo” para que, por medio de nosotros, los hombres lleguen a Dios.

+José Ignacio Alemany Grau, obispo
http://periodismocatolico.com/2011/10/21/yo-soy-el-senor-y-no-hay-otro/


Noche de Demonios - Halloween


Roberto O´Farrill

Participar en los festejos de Halloween es riesgoso porque implica un acercamiento al mundo de las tinieblas. Para las sectas satánicas el año termina la noche del 31 de octubre e inicia el 1 de noviembre. Así, la noche que ha sido llamada “Noche de brujas” o “Halloween” tiene en común las reuniones de miembros de numerosas sectas satánicas que practican rituales diabólicos en los que presentan ofrendas a Satanás y a los demonios. En estos rituales, que se acompañan de sangre de animales, a veces se ofrecen también vidas humanas.

En la noche del 31 de octubre y hasta la madrugada del 1 de noviembre, brujos y satanistas convocan a espíritus inmundos (que están en el mundo) y a espíritus malignos mediante canales que saben abrir hacia el infierno (el mundo inferior) para atraerlos a la tierra. Estos demonios esperan con avidez esta noche para infestar casas y todo tipo de lugares, asediar almas, influenciar a personas y abrirse camino para lograr apoderarse de la voluntad humana mediante posesiones diabólicas.

El Príncipe de este mundo, entre sus numerosos disfraces viste el del Halloween, que le ha permitido inocularse entre los niños, a través de sus propios padres y profesores, en sus casas y escuelas, con atractivos dulces y atrayentes disfraces para captar su atención; pero estos festejos, encubiertos con personajes simpáticos como fantasmas y calabazas, nada tienen de inocentes porque contienen poderosos elementos malignos.

La Iglesia, sabedora de este mal encubierto, ha colocado la celebración muy buena de “Todos los santos” el día 1 de noviembre, que inicia con el rezo de Vísperas desde la tarde del 31 de octubre y la celebración de “Los fieles difuntos” al día siguiente, el 2 de noviembre, para celebrar a los muertos que han resucitado y que gozan de la presencia de Dios en la Gloria celestial.

La celebración de los fieles Difuntos es también ocasión propicia para ganar la Indulgencia Plenaria y obtener la remisión de las culpas, para uno mismo y para quienes nos han precedido en el paso por la muerte. Así, la asistencia a la Santa Misa el día 2 de noviembre nos permite una reconciliación plena con Dios y la posibilidad de sacar del Purgatorio a los muertos que todavía se hallan en el intermedio proceso de purificación. Como la Iglesia lo indica, para ganar la Indulgencia son precisas la confesión y comunión sacramental, rezar un Gloria, un Padrenuestro, una Ave María y orar por las intenciones del Papa, además de pedir a Dios el don misericordioso de la Indulgencia para nosotros mismos y para nuestros difuntos.

Reproduzco, enseguida, una oración que Jesús le reveló durante una aparición mística a Santa Gertrudis, una monja cisterciense del monasterio de Helfta en Alemania, a fines del siglo XIII, haciéndole saber que con esta oración se liberaría a mil almas del Purgatorio cada vez que se rezara, y se extendería también la promesa a la conversión y salvación de las almas que todavía peregrinan en la tierra. Se recomienda el rezo diario, pues es incalculable el bien que se puede hacer a las almas si se recita varias veces, y se consigue además la salvación de miles de ellas, dentro y fuera de la Iglesia, y en la propia familia. Se reza con el siguiente texto: “Padre Eterno, te ofrezco la preciosísima Sangre de tu divino Hijo Jesús, junto con las misas que se celebren en todo el mundo hoy, por las santas almas del Purgatorio, por los pecadores en todas partes, por los pecadores en la Iglesia Universal, los de mi propio hogar y dentro de mi familia. Amén”

Como se ve, es recomendable, por bueno y justo, alejarse, en estos días, de lo pagano y malvado y acercarse a lo sagrado y divino, por bien propio y por el bien de los fieles difuntos que tanto esperan y necesitan de nuestros recuerdos y oraciones. Al hacerlo, esa noche satánica perderá su fuerza al no contar con seguidores, en tanto que la noche de Todos los santos será ocasión de mayor cercanía con esos hombres y mujeres de buena voluntad que están con Dios y que interceden por todos los que todavía peregrinamos en esta tierra. Elevemos al Cielo una plegaria por ellos con la certeza de que a su vez ellos intercederán por nosotros ante Dios.
http://periodismocatolico.com/2011/10/31/noche-de-demonios/

Falsas Dicotomías


Ahora o nunca. O todo o nada. Es un irresponsable o un ladrón. Salvar al hijo o a la madre. Lo hacemos así o nunca se logrará nada. No hay vuelta de hoja: aceptamos esta propuesta o el fracaso será inevitable.

Continuamente aparecen en los debates dilemas, disyuntivas o dicotomías como las anteriores. En diálogos o en medios de comunicación, frases cortantes como las ejemplificadas, dichas con seguridad, impresionan.

El mensaje parece claro: existen dos alternativas, y sólo una puede ser verdadera (o buena, o las dos cosas a la vez), normalmente la que desea defender quien usa (a veces, abusa) de este modo de hablar.

Quien ofrece afirmaciones así de contundentes, una de dos (dos alternativas, nuevamente): o sabe lo que dice, o manipula.

Pues no: las cosas no son así de sencillas. Porque entre el ahora y el nunca existe (esperamos) el mañana, o el próximo mes, o muchas otras posibilidades. Porque entre el todo y la nada es posible encontrar una fórmula intermedia en muchas situaciones de la vida. Porque uno puede no ser irresponsable ni ladrón, sino simplemente víctima de calumnias, o la crisis económica llevó al desastre la empresa que dirigía. Porque en muchos casos es posible salvar tanto al hijo como a la madre. Y porque las cosas pueden hacerse de más maneras de las que pensamos inicialmente.

Incluso la dicotomía sobre los que hablan así (o saben o manipulan) también es falsa: quizá no piensan bien las cosas antes de decirlas, o repiten lo que han escuchado de otros, o no saben pero tampoco manipulan: simplemente están equivocados, de buena o de mala fe, o… Las alternativas son más numerosas de lo que imaginamos.

El mundo en el que vivimos es complejo. Por eso, en muchos casos la actitud más correcta consiste en reconocer lo que no sabemos y evitar simplificaciones y dicotomías engañosas. Quizá entonces no seamos tan incisivos como parecen serlo quienes pronuncian dicotomías falsas, pero al menos tendremos la mente y el corazón más abiertos a la realidad, evitaremos condenas sumarias contra inocentes, o absoluciones a culpables que saben engañar astutamente con su habilidad manipulatoria.

Entonces, ¿dicotomías sí o dicotomías no? Mejor, para no caer en un nuevo dilema falso, lo mejor es adoptar esa actitud sanamente prudente de quien evita juicios apresurados y sabe investigar, con serenidad, el pasado, el presente, y lo que pueda decirse sobre un futuro lleno de misterios y abierto a posibilidades casi infinitas.
Escrito por Padre Fernando Pascual (Italia) el 10/octubre/2011 en Reflexión

La Falta de Atención a lo Eterno


Una forma específica de imprudencia es la que se funda en la separación, en la ruptura entre valoración prudencial y orientación histórico-salvlfica del vivir (cf J. RIVIÉRE, Sur te devoir d'imprévoyance). No son los pecadores, sino los prudentes los que están expuestos al desafío del escándalo de la cruz (Gál 5,1 I). La resistencia a las provocaciones del misterio determina las reducciones de horizonte que aprisionan en la lógica férrea de lo penúltimo y embotan la sensibilidad respecto a la promesa: la realidad que funda la, confianza y el contexto de las decisiones magníficas y magnánimas que hacen bello y honesto el vivir (cf D. BONHÓFFER, Ética, 22ss).

Cuando la luz no esclarece la intéligencia del vivir, las decisiones, aunque se contrasten las incertidumbres frustradas de las crisis de las ideologías, se toman basándose en aquella racionalidad reductiva que legitima los humanismos y pretende avalar con el crisma que es propio de los valores finales las propuestas de los bienpensantes.

La obediencia al misterio en lo que tiene de paradójico, arriesgado, locura, necedad, es la prerrogativa de los seguidores del Dios crucificado, el camino de los que se dejan construir como icono de Dios. Lo humano es autónomo; pero deriva de Dios, vive en él, tiende a él; prescindir de este contexto es falsificar la realidad, sustraerse a la verdad: Si se pone entre paréntesis la salvación final, la decisión se convierte en cálculo; no es ya riesgo, confianza, esperanza. Esta reducción de perspectiva influye también en la atenuación de la vigilancia respecto a las resistencias al bien legitimadas con los sofismas que se adornan con el marchamo de la experiencia y de la sabiduría (cf 1 Cor 1,22ss). Toda esta situación se acentúa cuando se conjuga con el inquieto vagar de la fantasía, que se concentra en los riesgos y peligros que acompañan el camino del justo.

Muchas valoraciones imprudentes y erróneas brotan de la inmoderada representación de las violencias, de la privación de libertad, de las situaciones de que a menudo son víctimas quienes practican la justicia. La resistencia a los perseguidores debe combinarse con el control de las representaciones necróforas que pululan en lo intimo, ofuscan la mente y retrasan el camino.

Las mentalidades que todo lo calculan con el metro del interés, del poder, de la autoafirmación; que para conseguir sus fines ceden a la manipulación, a la explotación de los otros, basándose en la lógica de los resultados inmediatos, carentes de toda perspectiva del bien humano, son cómplices y aliados de las situaciones cuya violencia experimentan los justos.

Diferencia entre Lenguaje y Realidad en el Campo Moral


Un dato de experiencia. No todas las personas que ejercen funciones en la vida social son valorizadas y honradas por quienes disfrutan de sus servicios. Algo similar ocurre con algunas importantes categorías que expresan las funciones primarias de la vida moral. Así, por ejemplo, en muchos ambientes se comprueba una notable repugnancia cuando se trata sobre todo de aplicarse a sí mismo el adjetivo prudente, o cuando uno se propone ejercitarse en la virtud de la prudencia.

Estos términos en la mentalidad común se entienden como sinónimo de estrechez de espíritu, de cálculo fraudulento e ¡interesado; las personas prudentes se conciben como prisioneras de microproyectos, proclives a defenderse, a salvaguardar sus intereses, sus cosas propias, enredadas en cálculos de probabilidad para establecer la posición triunfante que proporciona beneficio. A la difusión de esta asociación indebida han contribuido ciertamente los comportamientos pseudoprudentes de quienes, atentos a la tutela de sus intereses, disocian la prudencia de la opción de vida y separan a ésta de los proyectos orientados a la realización del bien humano en la línea de la revelación (cf, p.ej., Rom 8,19ss o Ef 2,19ss).

Sin embargo, ninguna persona seriamente comprometida puede perseguir su intento si desatiende los procesos cognoscitivos y operativos que la tradición ética occidental ha atribuido a la virtud de la prudencia, entendida como camino hacia la liberación de la fidelidad al bien, al todo armónico que la razón, a la luz de la fe, conoce, programa, realiza y verifica.

Por desgracia, la perspicacia humana, hábil para poner de relieve los límites de los conceptos, lo es menos cuando se trata de encontrar otros más adecuados para expresar la verdad. Así, se quiera o no, se vuelve siempre a hablar de nuevo de prudencia, a referirse a ella cuando se quiere asumir y connotar la verdad sobre el vivir que es patrimonio de la cultura sobre todo occidental.

Con frecuencia esta resistencia frente al término está alimentada también por precomprensiones distintas más sutiles. Piénsese, por ejemplo, en la convicción según la cual la expresión, si no única, ciertamente la más auténtica de moralidad, no es la que se vive y se construye en lo cotidiano, en línea con la fidelidad concreta y efectiva a la opción de fondo, sino la ideal, tanto más noble cuando más libre de la contaminación de las situaciones contingentes, a la manera como el agua del río es tanto más pura cuanto más cercana está a la fuente. En una concepción semejante, la prudencia, la virtud de la connaturalización con la verdad y con el bien cultivada por las personas en el contexto de la historia, termina teniendo un papel de segundo orden. Es lo que ocurre cuando la propuesta privilegia lo que concierne a las leyes y a las normas de comportamiento, y no acentúa debidamente el crecimiento en la virtud, el consenso convencido y coherente con el fín último del vivir. En este contexto, la prudéncia en el mejor de los casos, se describe en su valencia de prerrogativa de los responsables de la comunidad y no se le reconoce el papel fundamental de toda existencia virtuosa. La perspectiva cambia, y mucho, cuando el anuncio moral subraya la llamada de las personas a hacer veraz la propia historia, a plasmarla de modo que la relación con Dios, en su pueblo y en la familia humana, se cualifique en un crescendo de fidelidad que se construye en lo cotidiano x rehúsalas situaciones que hacen inhumano el vivir.
La prudencia, en el ámbito del obrar orientado, busca el modo de enlazar lo cotidiano y el planteamiento de la vida; cómo estar prontos para evitar lo que distrae del fin y realizar lo que conduce a él. Esta exigencia surge inmediatamente siempre que nos damos cuenta de que el bien protegido es tan importante que la demanda de la máxima prudencia al tratarlo invita no a la timidez, sino a la diligencia vigilante, inteligente y diligente que es indispensable cuando está en cuestión el bien humano. Aunque no se inspira siempre en la prudencia entendida en su acepción más amplia y más noble, la invitación a prestar atención, cuando no es claramente negativa, se sitúa en la linea de los desafíos que una persona sensata no desatiende impunemente. Esta vigilancia no atenúa el interés por el fin; no encierra en el orden de los medios; capacita para valorar las situaciones a fin de discernir cuándo se debe arriesgar y cuándo conviene no arriesgar, y para distinguir en realidad el primer caso del segundo.

También en otros contextos históricos se ha caído en la cuenta de las dificultades inherentes al uso del término prudencia Santo Tomás las destaca expresamente. Sin embargo ha preferido usarlo explicando su significado, en vez de privarse de la aportación y de los estímulos que la tradición ha condensado en él. En un lúcido contexto de la S. Th. (II-II, q. 47, a. 13), basándose en el supuesto de que es prudente el que dispone bien lo que hay que hacer en orden a un fin bueno, nota que es falsa la prudencia practicada, por ejemplo, por los asesinos, que persiguen planes perversos; es verdadera, pero imperfecta, la de quien se propone fines inmediatos buenos y rectos, pero desarticulados del fin último, y la de quien valora y discierne bien, pero no se impone eficazmente seguir lo que ha decidido sólo es verdadera y perfecta la prudencia de quien discierne y ordena lo que es bueno y conforme al fin último. A esta última se la puede llamar también sabiduría, pero entendida en su acepción de reglas de las actividades humanas.
Los componentes cognoscitivos del recto obrar. Para no incurrir en valoraciones erróneas en este campo es necesario no confundir el caso de quien tiende con sinceridad a lo verdadero y lo justo, aunque incurra en errores de valoración, del que desatiende y descuida su responsabilidad y por ello emite juicios inmaduros, descuida datos importantes, cede a temores estériles, se detiene en representaciones descaminadas, se deja influir por lugares comunes y por la moda, es decir, persiste en orientaciones deshumanizad oras 'contra las cuales se puede y se debe reaccionar. Son situaciones todas ellas de algún modo afines a la del famoso "silogismo del incontinente", ilustrado por Aristóteles (VII Eth., c. 5: 1147, a. 24-31; SANTO TOMÁS, In Eth.,1. VII, lect. 3, nn. 1345-46) y descrito así por el Aquinate: "La pasión impide a quien conoce una noción universal deducir de ella y llegar a la conclusión; asume otra proposición universal, sugerida por la inclinación de la pasión y concluye desde ésta. Por eso Aristóteles afirma que el silogismo de quien peca de incontinencia tiene cuatro proposiciones, de las cuales dos son universales: una dictada por la razón, por ejemplo no es lícito cometer fornicación; otra por la pasión, por ejemplo hay que secundar el placer. La pasión le impide a la razón argumentar y concluir de la primera; pero, bajo su influjo, hace argüir y deducir de la segunda" (S.Th., I-II, q. 77, a. 2, ad 4; cf también De Malo q. 3, a. 9, ad 7).

En la misma línea se sitúa el caso del que obra mal por decisión, por elección; de quien se funda en toda clase de sofismas, a veces lúcidos y persuasivos, para convencerse y convencer de que frente a la injusticia no hay nada que hacer: se necesita tiempo para transformar la realidad; se necesita paciencia.

Sólo la conversión puede permitir desenmascarar el engaño de estas existencias falseadas. Querer ser bueno y justo es empeño inteligente y perseverante, significa discernir lo que hay que hacer, comprender y secundar los dinamismos, múltiples y diferenciados, que estructuran la realidad; abrirse a la acción misteriosa e inequívoca de la providencia de Dios, vivir en fidelidad y practicar la justicia. La persona justa, cuando tropieza con situaciones de injusticia manifiesta, sabe que no puede decir nunca en verdad que no hay nada que hacer.

La fidelidad a esta vocación y misión supone potenciar constantemente las propias facultades intelectuales, afectivas y operativas; la decisión de actuar en la historia sin traicionar la relación con el fin; la lectura atenta y evocadora de lo vivido; capacidad de síntesis; docilidad en captar los signos de los tiempos, en discernir la evolución de la historia y en secundar sus orientaciones.

Esta condición resulta penosa cuando los contextos socioculturales se resisten a sintonizar con el bien humano; cuando se tiene la experiencia de las defensas de todo género que impiden superar la distancia entre la condición actual de los pueblos y la que ellos podrían vivir si personas y comunidades fueran menos sordas al grito de los pobres. Vivir de veras estas experiencias significa querer ser verdaderos y justos, afrontar los conflictos que ponen en crisis la vida asociada, aspirar a la armonía .nunca espontánea y nada definitiva entre personas y pueblos.

Principio del dinamismo "es el ser humano, y éste es un agente que elige en virtud del entendimiento y del apetito" (SANTO TOMÁS, In Eth., 1. VI, lect. 2, n. 1137). La razón es un componente imprescindible del bien humano; lee la realidad en sus exigencias; da razón, aclara, ilumina, motiva el bien que la voluntad ama y persigue. Ésta a su vez hace que la razón se oriente al bien, lo aclare en su verdad y en su multiplicidad, participe de la impaciencia y "del gemido de la creación" (Rom 8,19ss), así como del dinamismo de la esperanza que acciona la búsqueda de los caminos justos, del "justo medio", para garantizar el bien humano.

La Prudencia es una Virtud Moral


Los análisis precedentes facilitan la comprensión del dato de la tradición teológica de inspiración tomista, según el cual la prudencia es virtud unitaria y compleja; participa contemporáneamente de las prerrogativas de las virtudes intelectuales (como la inteligencia, la ciencia, la sabiduría y el arte) y de las morales. Es virtud intelectual porque perfecciona la actividad de la razón; es virtud de la razón práctica porque cualifica a la razón en su valencia específica de facultad ordenada a la praxis, es decir, de la facultad que valora la realidad a la luz del bien que hay que realizar en relación con el fin al que hay que orientarse.

Por su conexión con el campo de las costumbres y con el mundo de la afectividad, del bien que hay que amar y perseguir, es considerada virtud moral: discierne y decide lo que es proporcionado al bien-fin que ama la voluntad, al cual tiende y hacia el cual hace converger la transformación y la humanización de la realidad. Es una virtud, porque la persona que la cultiva se capacita para conocer y perseguir el bien, no una vez u otra, sino de modo permanente, con intensidad y con verdad. La gestión más difícil no es la encaminada a programar las cosas que hay que hacer, sino la que se dirige a orientar la existencia por el camino de la verdad y del bien. La virtud de la prudencia es cualitativamente diversa de la disponibilidad a ser veraces, a obrar bien una vez u otra. La virtud no hace impecable, pero impone no consentir en el pecado, no considerarlo inevitable y no resignarse a él. La persona virtuosa no se libra de las contradicciones, de la ignorancia, de la dificultad de leer la verdad y de asentir a sus exigencias; pero, a pesar de estos limites y de estos obstáculos, tiende con sinceridad, con decisión eficaz, a la connaturalización con el bien humano, persevera en el intento de reflexionar, juzgar y obrar en la línea del bien.

La madurez prudencial no se improvisa; es fruto de un arduo aprendizaje, y o acompaña al ser humano constantemente en su camino o se convierte en una veleidad abstracta.

La repercusión más negativa de la carencia de atención a esta virtud se percibe en la atrofia de la capacidad de armonizar la historia propia con la de todos y de querer que tienda al bien de todo ser humano en todo el ser humano. A menudo también las personas virtuosas van a la zaga en este campo, manifiestan escasa atención a la realidad: pendientes de la realización de los microproyectos, no "juzgan por sí mismas los signos de los tiempos" (Lc 12,54-57), no consideran la valencia política de las opciones que persiguen y comparten con fatiga la responsabilidad del crecimiento comunitario. El que renuncia a preocuparse de la paz no se construye a sí mismo y no es fiel a Dios. La prudencia personal y comunitaria es componente esencial de la propuesta cristiana sobre la rectitud humana. Asentir a ella en el hoy de la historia es estilo de fidelidad. El dinamismo prudencial es auténtico cuando está inspirado y orientado por la fidelidad y no por el cálculo, por la búsqueda de lo que puede garantizar de riesgos o proporcionar una garantía. cualquiera de inmunidad. La prudencia no es una varita mágica de nuevo tipo (Cf PLATÓN, República II, 359d), es la prerrogativa de las personas rectas y honestas que, fieles a su vocación humana y cristiana, conjugan en realidad el comportamiento concreto con la orientación de vida.

El conocimiento del obrar que hace crecer a la persona como sujeto de relación conecta estrechamente con la cualidad de las relaciones que construye. Éstas son verdaderas cuando las viven personas que no están movidas por formalidades abstractas de bien, que asienten a la solidaridad en la comunidad humana, que viven la responsabilidad de la historia con fidelidad a la propia vocación final. Viviendo se aprende a vivir.

Santo Tomás destaca esta circularidad cuando afirma que toda virtud moral debe ser prudente (De virtutibus in communi, a. 12, ad 23) y que sin virtud moral no puede haber prudencia (S. Th., II-11, q. 47, a. 3, ad 3; I-II, q. 65, ad 2 c). Los comportamientos inspirados en la verdad contienen una forma específica de conocimiento y desembocan en él.

La prudencia tiene como materia propia, como campo específico de acción, la connaturalización de la razón con las condiciones del bien humano. Se trata de discernir, realizar y verificar lo que hace justos, fuertes y sobrios, agentes de paz en la familia humana abierta al todavía no de sus posibilidades. Esta espera de racionalidad global, aunque es connotada por otros términos, es muy viva en el mundo de hoy.

Aunque parezca que los fenómenos culturales contemporáneos han hecho saltar el modelo prudencial transmitido en la tradición occidental, si se consideran atentamente los hechos se advierte que vuelven aproponer sus valencias principales. Estas no son ya patrimonio de una escuela, sino que se han convertido en componentes de la cultura. La paz personal y comunitaria exige la aportación de análisis sociales y de orientaciones psico-pedagógicas. Todas las lecturas y métodos de investigación científicamente fundados, resultan cada vez más imprescindibles en orden a una seria y auténtica valoración de la realidad social, cultural, religiosa y humana. Por desgracia, a menudo esta rica gama de elementos sigue aún vinculada a uno u otro sector de investigación, de suerte que resulta difícil asumirla de modo articulado para ayudarse y ayudar a hacerse cargo de modo habitual de la orientación de la vida y armonizarla con la de las comunidades en orden a una auténtica aportación a la cualificación del bien humano. La interdisciplinariedad creciente de las aproximaciones a las situaciones humanas es síntoma de la necesidad de promover esta convergencia de elementos. A menudo el que obra vive sólo el riesgo, la responsabilidad y las consecuencias de lo que hace para articular el discernimiento, la decisión y la obra. Es decir, la reflexión común debe reconstruir la unidad de la propuesta prudencial que parece desatendida por los análisis que tienden a separar sus diversos momentos: el discernimiento, la decisión, la ejecución, la valoración.

La espera de la lectura perspectivista y valorativa de los fenómenos humanos, la sensibilidad a los análisis de los dinamismos psicológicos y socio-culturales, la búsqueda de criterios de lectura y de valoración de las decisiones, el análisis de su valencia constituyen otros tantos índices del valor que se atribuye a lo que la propuesta tradicional sobre la prudencia había evidenciado a su modo. La paradoja de esta virtud está en el hecho de que puede aparecer como fin de sí misma, mientras opera en los sectores de las diversas virtudes; no puede separarse de ellas; es como el fermento en la masa fermentada, es forma y medida de las decisiones que estructuran la vida de las personas y de las comunidades.

La alabanza de la prudencia son las acciones justas, sobrias, fuertes y religiosas. Son prudentes las personas que practican la justicia y cualifican en lo concreto de las situaciones su orientación de vida. Si el malestar que muchos manifiestan ante el apelativo prudente se dirigiera al formalismo que discute y dialectiza sobre la justicia, pero descuida sus exigencias, estaría más que justificado.

En los giros importantes de la historia personal y comunitaria es cuando resulta ineludible la decisión de obrar; y la espera de respuestas verdaderas e iluminadoras encuentra dificultad para ser satisfecha, emerge inmediatamente el daño que se realiza cuando se descuida cultivarse en la inteligencia de la realidad, en la capacidad de discernir el bien humano y de realizarlo sin reductivismos y sin rémoras.

Si hoy las ciencias han abierto los caminos del poder, cada miembro de la humanidad ha de capacitarse para el uso responsable del mismo. Cuanto más la ciencia y la técnica permiten a todos alcanzar metas siempre nuevas, tanto menos los pueblos y personas deben estar desprovistos ante la decisión relativa a la rectitud de lo que está bien querer para no comprometer las relaciones personales y comunitarias, la relación con el cosmos y con el ambiente. Cuanto más realizables son posibles futuros, tanto más urgente es ponerse de acuerdo sobre un futuro común de dimensión de bien humano en cada ser humano.

Descrito el proceso del discernimiento, de la decisión y de la ejecución, podría parecer suficientemente trazado el papel de la prudencia. En realidad su aspecto más profundo y vital apenas ha sido rozado. Penetrar su dinamismo significa entrar en el mundo misterioso y complejo del crecimiento espiritual de las personas. La elección de vida que éstas siguen inspira las elecciones que realizan e influyen en la decisión de los caminos que recorren. El recto enfoque de la prudencia depende de las buenas relaciones con el último fin (ella es fruto de la caridad) del mismo modo que de la relación con los otros fines (S. Th., I-II, q. 65, a. 2c). La comunión con Dios, potenciada por los dones del Espíritu, influye de modo determinante en el discernimiento de las decisiones que hay que tomar y en la valoración de las posibilidades concretas de acción. En quien es fiel a la relación con Dios, todo brota de la gracia y todo concurre a fortalecerla en sus exigencias más profundas. Y ello no por un automatismo determinista, sino por connaturalización vital. Las virtudes morales en el contexto de gracia brotan de la vida teologal y concurren a arraigarla e irradiarla. En esta perspectiva se advierte inmediatamente cómo el discernimiento y la decisión no son hechos técnicos; son fenómenos humanos y se inscriben en el contexto de la orientación efectiva de vida, de la l opción fundamental, coherentemente vivida.

Esto lo confirma también algún otro dato. La prudencia es perfeccionada por el don de consejo, y mediante él se inserta en el dinamismo que caracteriza a la fidelidad al Espíritu y a la docilidad a la acción que él ejerce en la humanidad y en la familia de Dios. La forma suprema de justicia es la religión. Esto significa que ella en sus exigencias inspira y orienta todo el proceso prudencial. Por referencia a las perspectivas que abre la religión, la persona discierne y decide los estilos de vida y los comportamientos que hacen gozosa y pacífica la vida de las comunidades con las cuales es solidaria en el reconocimiento de la supremacía de Dios.

Ello permite establecer de modo más correcto las relaciones entre prudencia, obediencia y cualificación de las elecciones de vida. Aunque la persona prudente examina y valora atentamente lo que realiza y el modo de comportarse y de proceder, no quiere decir que deba cada vez discutir los aspectos particulares de su vida. La connaturalidad de la inteligencia con el verdadero bien libra de las vacilaciones y de las rémoras que caracterizan a las fases iniciales de la vida moral y espiritual, facilita la decisión sobre las elecciones que conciernen al proceso cotidiano y favorece la polarización de las energías en los aspectos que cualifican en profundidad la comunión y la presencia en la historia. Las decisiones hay que seguirlas mientras no se verifiquen fenómenos del todo nuevos que impongan reexaminarlas. Este hábito libera en las personas fieles energías extraordinarias, que permiten centrar la atención y la dedicación a la realización de las finalidades decididas como prioritarias. Cuanto más libres son las personas en las situaciones ordinarias de la vida, más disponibles están para las realidades y las metas que hacen bella y armoniosa la vida personal y la comunitaria.

Es éste un aspecto de la realidad humana que no hay que descuidar y que permite leer en una óptica de liberación algunas situaciones generalmente experimentadas como limitativas y constrictivas. Algunas prescripciones relativas a la conducta moral, al modo de comportarse en las comunidades, se considerarían en perspectiva diversa si se las leyera a la luz de la liberación de espacios de espontaneidad para las finalidades normalmente sacrificadas en la sucesión de las solicitudes cotidianas. La doctrina sobre la prudencia no es fin de sí misma, no hay que considerarla en absoluto, es homogénea a la propuesta de vida que la inspira y mira a promover el espacio en el cual es posible la connaturalización con el bien y las personas pueden dedicarse con creatividad creciente al pleno seguimiento de su vocación humana y de su misión histórica en solidaridad con todos. Arrancada de este contexto, la prudencia queda privada de su carácter específico y se reduce a una atención puntillosa e improductiva al detalle, que hace mezquina la vida de las personas y asfixiante la de los grupos y las comunidades.

La Falsa Prudencia


La prudencia se ve comprometida no sólo por la insensatez inconcluyente y ociosa, sino también por toda una serie distinta de actitudes no menos deletéreas, debido a que a menudo tienden a confundirse con expresiones auténticas del obrar. Las falsificaciones (en pintura, en escultura, etcétera) no dejan de ser tales aunque estén realizadas con maestría. Los términos que connotan este contexto, en el cual el engaño es frecuente y que está claramente reprobado en la tradición bíblica, son muy evocativos: astucia, engaño, reticencia, rodeos, fraude, aprensión ansiosa, pávida, posesiva. Los medievales, siguiendo a la Vulgata, que traducía por "prudentia carnis" el fronema paulino (Rom 8,7), connotaban con aquel término todas las percepciones que tratan de colocar el fin en los bienes terrenos en vez de en la comunión con Dios.

Es prudencia mundana la de los intrigantes que, orientados hacia metas temporales injusta y falsamente elevadas al rango de fin supremo, reflexionan y deciden basándose sólo en ellas la conducta cotidiana. Tomás, en virtud del principio según el cual la prudencia es la recta razón en el campo de lo agible, distingue dos pecados que, aunque se oponen a la prudencia, revisten sus apariencias.
El primero depende de que la razón endereza su actividad a un fin que es bueno sólo en apariencia, no en realidad.El segundo depende del hecho de que una persona, para conseguir su fin, sea bueno o malo, se sirve de caminos simulados, fingidos y no verdaderos.
El engaño y el fraude constituyen las formas específicas que asume la astucia cuando pone en práctica el plan meditado. El primero se practica en el enredo de palabras y de hechos, en la vacuidad verbosa y sórdida a que recurren los engañadores y vendedores de humo. El fraude encarna las maquinaciones de los estrategas y los tácticos.

Distinta, aunque convergente en los .resultados, es la aprensión, angustiosa y angustiante, respecto al tener y al futuro. Estas falsas prudencias hunden sus raíces en la deformación que lleva a disociar el tener del ser, a favorecer el primero y a presumir de garantizarse a sí mismo a través del éxito, las riquezas y el poder.

La experiencia confirma lo difundido y pernicioso de esta falsificación, que impide cultivarse como inteligentes y disponibles, y que se manifiesta en las tácticas y estrategias inspiradas en el ansia de la autoconservación, de la avidez de poder, del miedo preconcebido ante lo nuevo y del todavía no, de las manías conservadoras, de todas las actitudes que impiden mantenerse con fidelidad y verdad en la historia y perseguir en una aportación recíproca la realización del bien humano.

Enfrentando la Mentira


Dicen que para todo nuevo comienzo, vendrá un fin. Dicen que la gente teme lo que no comprende. Dicen que el carácter se forma a través de la toma de decisiones difíciles.
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Algo que me falta por comprender, sin embargo, es por qué la gente juzga antes de estar plenamente informada. Entiendo que el temor, los celos y la envidia puedan jugar un papel en ese proceso de pensamiento. Pero, en los tiempos en que vivimos, uno pensaría que la era de “juzgar un libro por su cubierta” estaría cerca de un fin abrupto.
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Con información al alcance de nuestros dedos, ¿qué usa uno como excusa para estar mal informado o desinformado del todo? La respuesta, mis lectores, es la ignorancia.
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Anteriormente les dije que me estoy embarcando en una nueva aventura en mi vida. Se hizo un cambio y lo he aceptado abiertamente. Me he embarcado en la aventura cómo si hubiese estado en mi mano todo el tiempo. Hasta el momento, la experiencia ha sido un cambio bienvenido para mí. Y, con toda franqueza, no puedo recordar un tiempo en mi vida cuando haya estado más feliz y contento. Pero con lo bueno necesitamos aceptar lo malo. Por cada positivo tiene que haber un negativo.
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Un saludable balance de positivos y negativos debe existir para proveerle a nuestra vida una saludable dosis de variedad.
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Esa es la razón por la que, cuando me di cuenta de que uno de los pocos negativos apareció en mi nueva aventura, no me molesté por mucho tiempo. Me di cuenta de que donde vayamos siempre habrá algo con lo que no estamos de acuerdo, una comida que no nos gusta, una persona que no puedes soportar, y cosas que simplemente nunca comprenderemos. No es asunto de opinión; es un hecho.
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Lo mejor que podemos hacer es aceptarlo y avanzar tan rápidamente como sea posible. En mi caso, una dosis de publicidad negativa se me puesto por delante. Sin embargo, no de manera directa, y muy indirectamente. Su propósito es pintar una mala imagen de mí y regar mentiras.
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He aprendido, sin embargo, en los últimos años que la verdad lo conquista todo. Y donde la mentira oscurece, la verdad ilumina; donde las mentiras hieren, la verdad sana; donde las mentiras atrapan, la verdad nos libera. Así, la manera madura y más efectiva de tratar una situación en la que otro riega mentiras sobre uno, les animo que no sea contestando con ira, odio y mentiras, sino con gozo, amor y verdad.
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Porque es el que dice solo la verdad el que gana la guerra. Sin importar lo bueno o lo malo… la verdad es siempre la mejor herramienta para ganar una guerra de palabras, choques de personalidad y conflictos de ego.
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La próxima vez que escuchen algo falso sobre ustedes, no le den importancia. ¡Tenemos cosas más importantes que hacer! Vayamos y acomodemos nuestros calcetines, observemos la pintura secarse, o quedémonos viendo una pared… y les prometo que aquel será tiempo mejor empleado que en preocuparnos sobre afirmaciones falsas, dañinas y negativas. No permitamos que las acciones de otros determinen cómo vivimos la vida.
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Si nos detenemos a pensar acerca de lo que los demás piensan sobre nosotros, no tendremos tiempo suficiente en el día para pensar acerca de nada más.
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Alex Wipper
Fuente: www.motivateus.com

¿Qué Harías?


Estás conduciendo tu carro en una noche de tormenta terrible. Pasas por una parada y ves a tres personas esperando al autobús:
1. Una anciana que parece a punto de morir.
2. Un viejo amigo que te salvó la vida una vez.
3. El hombre perfecto o la mujer de tus sueños.
¿A cuál llevarías en el coche, teniendo en cuenta que sólo puedes llevar a un pasajero en tu carro?
Piensa antes de seguir leyendo…
Este es un dilema ético-moral que una vez se utilizó en una entrevista de trabajo. Podrías llevar a la anciana, porque va a morir, y por lo tanto deberías salvarla primero; o podrías llevar al amigo, ya que él te salvó la vida una vez, y esta sería la oportunidad perfecta de devolverle el favor.
Sin embargo, tal vez nunca vuelvas a encontrar al hombre o mujer de tus sueños…
Piensa antes de seguir leyendo…
El aspirante que fue contratado (de entre 200 aspirantes) no dudó al dar su respuesta. Me encantó y espero poder utilizarlo alguna vez en alguna entrevista.
¿QUÉ DIJO? Simplemente contestó: “Le daría las llaves del carro a mi amigo, y le dejaría que llevara a la anciana al hospital. Yo me quedaría y esperaría al autobús con la mujer de mis sueños.”
Debemos superar las aparentes limitaciones que nos plantean los problemas, y aprender a pensar creativamente, pensar ¿Qué Haría Jesus?
Muchas veces creemos que los problemas no tienen solución y nos resignamos a perder y no luchar, olvidando aquellas palabras que dicen: “Lo que es imposible para el ser humano, es posible para Dios” (Lucas 18:27).
Marcos 9:23
Jesús dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
Filipenses 4:13
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece

Agua Sucia


Una alumna de un colegio faltó a clases por una semana y otra compañera empezó a decir que la primera no asistía a clases porque estaba embarazada y se estaba haciendo un aborto.
La maestra escuchó los comentarios y llamó a la muchacha a su oficina y le dijo: “Por favor, tráeme un vaso de agua bien lleno”. La estudiante se lo trajo y a continuación la maestra le dijo: “Tira toda el agua al piso”.
La muchacha titubeó, pero al final obedeció, después de derramada el agua en el suelo, la maestra le dijo: “Ahora, recoge el agua del piso y ponla en el vaso”, “No se puede”, dijo la alumna, la maestra le repitió: “Hazlo”, la alumna con paños y servilletas recogió todo lo que pudo y así llegó a llenar medio vaso de agua la cual estaba sucia.
La maestra le dijo a la alumna: “Así es como ha quedado la fama y el honor de tu compañera”. “Aun cuando quieras reparar el mal que haz hecho, no podrás hacerlo totalmente”. “Sabes, tu compañera faltó a clases porque estaba en el entierro de su padre que falleció hace unos días”.
Santiago 1:19
Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar,
Salmos 34:13
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Proverbios 8:7
Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios
Salmos 35:28
Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día.
Salmos 49:3
Mi boca hablará sabiduría; Y el pensamiento de mi corazón inteligencia.

Actitudes de Un Valiente


Admitir que te equivocaste.
Hacer lo que es correcto, aunque los demás no lo hagan.
Hablarle a alguien que no conoces.
Decir “no” cuando otros están tratando de que hagas algo que sabes que no debes hacer.
Decir la verdad y aceptar las consecuencias.
Defender algo en lo que crees, aunque podría significarte el rechazo o el ridículo o incluso un daño físico.
Defender a alguien a quien se considera impopular o inaceptable.
Vivir tu fe con todo tu corazón, tu mente, tu alma, y tu fuerza, sin importar lo que te cueste.
1 Timoteo 4:12
Ninguno tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza.
1 Pedro 2:21
Porque para esto sois llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas.
Josué 1:9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Mira más allá


Se cuenta una historia de una familia pobre que tenía la facultad de tomar todas las cosas por su lado positivo. Una mujer rica se interesó por ayudarlos.
Un día la visitó un vecino de la familia pobre y le dijo a la señora que no les ayudara porque la estaban engañando.
Los niños de aquella familia siempre comen cosas deliciosas, lujos que ni yo puedo permitirme – dijo el vecino, La mujer rica fue a visitar esta familia al mediodía.
Estaba parada junto a la puerta, a punto de llamar, cuando oyó que una de las niñitas le preguntaba a otra:- ¿Te vas a servir carne con puré hoy?
- No, creo que comeré pollo asado – respondió la otra niña. Al oír eso la mujer golpeó la puerta y entró inmediatamente.
Vio a las dos niñas sentadas a la mesa en la que habían unas pocas rebanadas de pan seco, dos papas frías, un jarro de agua y nada más.
A sus preguntas contestaron que imaginaban que su pobre comida era toda suerte de manjares y el juego hacía que la comida les fuera un verdadero festín.- Usted no sabe lo delicioso que es el pan cuando una lo llama torta de frutillas.
- Pero es mucho más rico si lo llamas helado de crema – dijo la otra niña.
La señora rica salió de allí con una nueva idea de lo que significa el contentamiento.
Descubrió que la felicidad no está en las cosas, si no en los pensamientos y nuestra actitud ante las cosas, No pidamos que cambie nuestra suerte, pidamos ser transformados nosotros.
Entonces, veremos que hay bendiciones que nos aguardan en la situación que nos ha correspondido.
1 Tesalonicenses 5
16 .-Estad siempre gozosos. 18.-Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 21.-Examinadlo todo; retened lo bueno.
Habacuc 3
17 Aunque la higuera no florezca,Ni en las vides haya frutos,Aunque falte el producto del olivo,Y los labrados no den mantenimiento,Y las ovejas sean quitadas de la majada,Y no haya vacas en los corrales; 18 Con todo, yo me alegraré en el Señor,Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Agradecimiento especial por su aporte para Cristian Romero .-Costa Rica.-

Persevera


Hace unos años, a un hombre en sus sesentas le fue ofrecido $200,000 dólares americanos por su motel, restaurante y gasolinera que había construido a través de toda su vida. Rechazó la oferta porque no quería jubilarse.
Dos años después, cuando tenía 65 años de edad, construyeron una autopista que desvió el tráfico de donde estaba su negocio y, como consecuencia, perdió todo.
La mayoría de personas a su edad hubieran tirado la toalla. Pero no este hombre. El sabía como cocinar pollo, así que tomó su viejo y deteriorado carro y empezó a viajar por todos los Estados Unidos, intentando vender su receta de pollo a otros restaurantes.
Su recorrido fue difícil. He oído que su receta fue rechazada por más de 1,000 restaurantes hasta que, por fin alguien la quiso. A pesar de sus obstáculos, el hombre siguió hacia su meta y dentro de unos pocos años, había empezado una cadena de restaurantes por todo el país y por todo el mundo llamado Kentucky Fried Chicken. ¿Su nombre? Coronel Sanders.
El que persevera Alcanza..!
Una frase muy repetida, pero cuantas veces simplemente pasamos por alto el peso de esta verdad…
muchos de nososotros tiramos la toalla y nos rendimos al primer intento fallido de nuestros proyectos de vida, metas, negocios, relaciones, estudios, etc.
Levantate hoy y realza vuelo, no te des por vencido en el primer fracaso, segundo o tercero… Alguna vez escuche la sig: frase “Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.”
Maravilloso Saber que tenemos un Padre fuerte que no nos deja solos y nos sotiene con Su diestra. Recuerda que el verdadero “Exito” en los dias que nos ha tocado vivir se encierra en “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)
Isaías 26:3
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Santiago 1:25
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
2 Crónicas 26:5
El Rey Uzías: “Persistió en buscar a Dios, el cual era entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó al Señor, él le prosperó”
Filipenses 4:13
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”

Calma..!


Después del 11 de septiembre, una compañía invitó a los miembros que quedaban de otras compañías que habían sido afectadas por el ataque de las Torres Gemelas, para compartir su espacio disponible de oficina.
En una reunión de la mañana, el jefe de seguridad contó historias de por qué esta gente estaba viva … y todas tenían que ver con pequeños detalles, como habrán oído:
*Al director de la compañía se le hizo tarde porque era el primer día del kinder de su hijo.
*Otro compañero estaba vivo porque le tocaba llevar los donuts.
*Una mujer se retrasó porque su despertador no sonó a tiempo.
*A uno se le hizo tarde porque se quedó atorado en la carretera en la que había un accidente.
*A otro se le fue el autobús.
*Alguien le tiró comida encima y tuvo que tomarse el tiempo para cambiarse .
*Uno tuvo un carro que no arrancó.
*Una se regresó a contestar el teléfono.
*¡Otra tuvo un bebé!.
*Otro no consiguió un taxi.
*El que más me impresionó fue un señor que se puso un par de zapatos nuevos esa mañana, pero antes de llegar al trabajo le había salido una ampolla. Se detuvo en la farmacia por un curita. Por eso está vivo hoy.
Ahora, cuando me quedo atorada en el tráfico… pierdo un elevador… me regreso a contestar un teléfono … todas esas cosas que me desesperan, pienso: Este es el lugar exacto en el que Dios quiere que esté en este preciso momento.
La próxima vez que tu mañana te parezca enloquecedora … los niños se tarden en vestirse … no logras encontrar las llaves del coche… te topas con todos los semáforos en rojo… no te enojes ni te frustres; Recuerda que Dios está trabajando cuidándote.
Que Dios siga bendiciéndote con todas esas pequeñas cosas desesperantes y que logres recordar el propósito que tienen!!
1 Pedro 5:7
Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Deuteronomio 11:12
Tierra de la cual el Señor tu Dios cuida: siempre están sobre ella los ojos de tu Dios, desde el principio del año hasta el fin de él.
Romanos 5:3
Y no sólo esto, más aún nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
Agradecimiento especial por su aporte para Carlos Salazar, Panamá.

El Engaño y La Mentira


El Señor nos enseña a desechar la mentira y el engaño en todas sus variantes y formas.

1ª Pedro 2:1 “Desechando pues toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y todas las detracciones”

Esto incluye:
Falso testimonio, engaño, hipocresía, exageración, calumnias, deshonestidad, fingimiento, incumplimiento, fraudes, falsificación, excusas, doble vida, pecado encubierto, disimulos.

Debemos desecharlas de todas las áreas de nuestra vida, ya sea en el hogar como en el trabajo, con los amigos, la iglesia, la escuela, es decir de todo ámbito y relación.

Nuestra conducta debe caracterizarse por la honestidad, la honradez, la integridad, la sinceridad, la transparencia y la veracidad.

Una sociedad asentada sobre el engaño
Una sociedad asentada sobre la mentira y el engaño está destinada a desmoronarse.
CAUSAS Y EJEMPLOS DEL ENGAÑO Y LA MENTIRA

Génesis 3: 4 Satanás engaña a Eva para poder destruirla.

Génesis 4: 9 Caín miente a Dios para ocultar su pecado.

Génesis 12: 11 Abraham miente ante el Faraón por temor a que lo maten.

Génesis 27 Jacob engaña a su padre Isaac, para quedarse con la bendición de Esaú.

Génesis 37: 32 Los hermanos de José engañan a su padre Jacob para ocultar su maldad.

Mateo 2:1-12 Herodes engaña a los magos para poder matar a Jesús.

Mateo 26: 59 Los judíos acusan falsamente a Jesús por celos.

Lucas 23: 2 Los judíos acusan a Jesús por celos y odio.

Hechos 5 Ananías y Safira mienten a Pedro y a la iglesia para mostrar una mayor consagración ante los demás.

TAMBIÉN SE SUELE MENTIR POR LAS SIGUIENTES RAZONES

Para obtener injustas ventajas económicas, ganancias deshonestas o para robar a otros.
para evitar el sufrimiento.
para exaltarse a uno mismo.
para evitar un castigo o disciplina.
por avaricia o amor al dinero.
para humillar a otros, por causa de celos o envidia.
para aparentar lo que no se es.
3. Dios prohíbe y condena el engaño y la mentira

No debemos engañar, mentir ni jurar falsamente.
Levítico 19: 11-12 “No hurtaréis y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová”

Dios abomina y destruirá al mentiroso y engañador.
Salmo 5: 6 “Destruirás a los que hablan mentira, al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová”

Dios aborrece la mentira y la falsedad.
Prov. 6: 16-19 Seis cosas aborrece Jehová y aun siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras y el que siembra discordia entre hermanos”

Prov. 12: 22 “Los labios mentirosos son abominación a Jehová, pero los que hacen verdad son su contentamiento”

Dios abomina las pesas y medidas falsas.
Prov. 20:10 Pesa falsa y medida falsa, ambas cosas son abominación a Jehová.

Las mentiras corrompen al hombre.
Mateo 15:18-20 “Lo que sale de la boca, del corazón sale y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 7:21-23)

La mentira es la esencia del mismo diablo.
Juan 8: 44 “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira”

El engaño y la mentira evidencian la degradación del hombre.
Prov. 26: 24-28 “El que odia disimula con sus labios, más en su interior maquina engaño. Cuando hablare amigablemente, no le creas, porque siete abominaciones hay en su corazón. Aunque su odio se cubra con disimulo, su maldad será descubierta en la congregación”

“El que cava foso caerá en él y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá. La lengua falsa atormenta al que ha lastimado y la boca lisonjera hace resbalar”
(Salmo 58: 3, 62: 4, Jeremías 9: 3-6, Ro. 1: 28-32)

Son manifestaciones del viejo hombre que debemos desechar.
Colosenses 3: 9 “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos”

(Efesios 4: 22-25, 1ª Pedro 2: 1)

El engaño hace infeliz a quien lo practica.
1ª Pedro 3: 10 “El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño”

Jesús aborrece y condena la hipocresía.
Mateo 15:7-8 Hipócritas, bien profetizó Isaías cuando dijo: Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mi”(Mateo 23: 27-28)

Los apóstoles amonestan contra el fingimiento.
Romanos 12: 9 “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno”
(1ª Pedro 1: 22)

Los mentirosos serán condenados al fuego eterno.
Apocalipsis 21: 8 “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre que es la muerte segunda” (Ap. 21: 27 y 22: 14-15)
SIEMPRE DEBEMOS HABLAR LA VERDAD

La posibilidad de comunicar la verdad constituye la virtud esencial de la palabra hablada. El que dice la verdad, se vuelve digno de confianza.

Pero para hablar la verdad, es necesario pensar la verdad y no guiarnos por prejuicios, intereses personales, ilusiones o fantasías.

CRISTO NUESTRO EJEMPLO

Isaías 53: 9 “No hubo engaño en su boca”
1ª Pedro 2: 22

Juan 18: 37 “Yo para eso he nacido y para eso he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”

1ª Juan 5:20 “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero, y estamos en el verdadero en su Hijo Jesucristo”

Cristo el Señor nos ordena ser absolutamente veraces “vuestro sí sea sí y vuestro no sea no” (Mt.5: 37).

Está preparando para sí una iglesia sin mancha ni arruga (Ef. 5: 27).

Como discípulos suyos y parte de su cuerpo, debemos ser absolutamente veraces, sinceros, honestos, honrados, aun cuando eso signifique sufrir, por hacer su voluntad (1ª Pedro 4: 15-19, 3: 17, Proverbios 19: 22)

El pueblo de Dios debe:

Aborrecer la mentira y falsedad.(Sal. 119:104,128,163, Prov.13:5)
Orar para ser guardados (Sal. 119:29, Prov. 30:8)
Rechazar a los que practican la mentira y la falsedad (Sal.40:4, 101:7, 144:11, Ef.5:11, Ro. 16: 17)
¿CÓMO SER LIBRES DE LA MENTIRA Y DEL ENGAÑO?

Arrepentimiento:

Cambiar nuestra actitud y mentalidad con respecto a la mentira y el engaño.
Rechazar y desechar la mentira. Desterrarla de nuestra vida.
Determinar obedecer a Dios y vivir basados en la verdad en todas
las cosas.
Disciplinarnos hasta desarrollar una nueva actitud basada en la
honestidad y la veracidad.

Confesar nuestro pecado:
(Prov. 28: 13-14, 1ª Juan 1: 9, 2:1) Toda mentira es pecado y debe ser debidamente confesado, aclarando la verdad a Dios y a las personas engañadas.

Cuando la mentira constituye un vicio arraigado en nuestra manera de vivir, debe ser confesado a un hermano maduro y responsable, en busca de reorientación y mayor entendimiento (Santiago 5: 16)

No se puede edificar una vida de veracidad sobre las mentiras y engaños del pasado.

Exhortarnos unos a otros:
(Stg. 5: 19-20, Gál. 6: 1-2, Ef. 4: 25) Como este pecado afecta a las relaciones entre hermanos, somos responsables los unos por los otros para corregir, amonestar, enseñar, etc.

Juan 3: 20-21 “Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad, viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”

RESUMEN

Cristo nos ordena ser absolutamente veraces y desechar la mentira en todas sus formas:

(engaño, falso testimonio, hipocresía, fingimiento, exageración, calumnia, deshonestidad, fraude, incumplimiento injustificado, falsificación, disimulo) y en todas las áreas de nuestra vida, aun cuando eso signifique sufrimiento por hacer su voluntad. toda mentira debe ser confesada, aclarando la verdad a las personas afectadas. El destino de los mentirosos es el infierno.//

© Miguel Rosell
www.centrorey.org

La Falsa Ética de la Mentira


La veracidad consiente el dinamismo creador de la verdad en la persona y en la sociedad; la mentira interfiere en él, impidiéndolo o descomponiéndolo con sentido negativo. La mentira no representa, de ninguna manera, una posibilidad, sino una mistificación que la conciencia humana y cristiana estigmatiza y prohíbe como un mal y un vicio: "No mientas".

1. PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA. El hombre vive una íntima tendencia a la verdad. Una vez alcanzada, reconocida, no lo deja indiferente.-es decir, libre para adherirse o nó a ella-,,sino que crea por sí misma una fidelidad. Reconocimiento de la verdad y fidelidad a la verdad forman una unidad, éticamente indisociable. La mentira interviene en esta unidad rompiéndola; es infidelidad a la verdad, su desconocimiento ético [l Verdad veracidad I, 1].

El hombre es fiel a la verdad en la "palabra según verdad" que él pronuncia para si mismo y para los demás. Ante todo para sí mismo, porque es la primera relación, la relación interior consigo mismo. Por esto la primera mentira es la simulación o disimulación de la verdad a sí mismo, según un proceso de "acomodación" más o menos reflejo de la verdad, que se encuentra. en el origen de tantos engaños que el hombre no consigue ya o no es capaz nunca de confesarse a sí mismo. Por eso toda mentira es siempre un "autoengaño" que disocia a la persona en sí misma. Esta no está ya confirmada y reconciliada por la verdad, sino alienada por la imagen que tiende a acreditar de sí y de la realidad.

La mentira, además, atenta contra el significado propio de la palabra de ser signo manifestativo del pensamiento interior. Ninguna interioridad es transparente por sí misma, sino por la mediación simbólica del lenguaje. Éste tiene como finalidad intrínseca ser vehículo del pensamiento. La mentira interfiere en esta finalidad, expropiando al lenguaje de su propia e intrínseca función de signo e instrumentalizándolo para fines que le son extraños. En ella la palabra no está al servicio de la verdad, sino del interés.

La mentira, finalmente, traiciona la confianza y la promesa que toda palabra-signo significa para el otro, con efectos socialmente destructores. Toda comunidad y sociedad procede del encuentro libre de personas que se comunican, abriéndose mutuamente en la verdad del propio pensamiento. La palabra, pronunciada o expresada de cualquier manera, es un acto de mutua confianza, instauradora de relaciones humanas. Comunicar es dar fe a la palabra. Toda mentira atenta contra este crédito de la palabra. Viola la promesa que toda palabra significa para el destinatario, lo induce a error, desviándolo para placer propio e hiriéndole en su dignidad de persona. Toda mentira es un abuso de confianza, que aleja a las personas y alienta la ruptura de los vínculos sociales. La mentira engaña al otro, con consecuencias socialmente envilecedoras, contagiosas e involutivas.

"Envilecedoras": el otro -sobre todo el más pequeño, el más indefenso- sufre inconscientemente el engaño, y de esa manera es manipulado y condicionado. "Contagiosas": el otro, descubierto el engaño, simula o se enmascara a su vez, respondiendo a la falsedad con la falsedad. "Involutivas": desvelado el embrollo o el engaño, el otro sufre una decepción, se recluye en sí mismo, desconfía de la sociedad. En todo caso y en cualquier forma que se exprese, la mentira atenta contra la comunidad humana, convirtiéndose en factor de desunión.

2. PERSPECTIVA BÍBLICO-TEOLÓGICA. Criatura y compañero, dentro de la alianza; de un Dios que en sí mismo es émeth, verdad que se manifiesta en el don del amor creador y liberador, el hombre es constituido en la verdad y llamado a una fidelidad de lealtad que no tolera doblez alguna: "Los labios mentirosos los abomina el Señor, que se complace en cuantos actúan con sinceridad" (Prov 12,22). De ahí la exigencia prescriptiva de la ley: "No mintáis, no os engañéis unos a otros" (Lev 19,11; cf Ex 23,7; Si 7,13-14), apoyada en la oración: "Aleja de mí la falsedad y la mentira" (Prov 30,8).

Este ser de la verdad y en la verdad de Dios se realiza de un modo supremo en la personificación en un hombre nuevo en Cristo, "creado según Dios en la justicia y en la santidad de la verdad" (Ef 4,24). Por lo cual la incompatibilidad entre mentira y vida cristiana es reflejo operativo de la contraposición ontológica entre hombre viejo y hombre nuevo: "No os engañéis mutuamente, ya que os habéis despojado del hombre viejo y os habéis revestido del hombre nuevo" (Col 3,9-10).

De la razón "personalista" se ha derivado la "ecleslal": "Por eso, apartaos de la mentira; decid cada uno la verdad al prójimo, para que seamos miembros los unos de los otros" (Ef 4,25). El vínculo que une a los miembros entre sí haciendo de ellos "un solo cuerpo en Cristo" es una "caridad sin ficción" (cf Rom 12,4-9).

En esta oposición consciente y activa a la mentira, el cristiano se inspira en el ejemplo de lealtad perfecta de Cristo, que reprueba y desenmascara toda falsedad e hipocresía (cf Mt 23,27-28). Y tiene la conciencia de la fe: así como el que dice y atestigua la verdad es de Dios (cf 1Jn 3,9.19; Jn 18,37) y participa de la herencia de la gloria de Cristo (cf Ap 14,15), del mismo modo el que miente y finge está en la órbita de atracción y acción del maligno, por sí mismo "mentiroso y padre de la mentira" (cf Jn 8,44) y está fuera del reino de Dios (cf Ap 21,27; 22,15).

En la teología de Juan mentira, tinieblas y muerte se implican mutuamente en su oposición a verdad, luz y vida. La veracidad sustrae del poder maléfico y mortal de la mentira, abriendo la posibilidad de la luz y de la vida que aporta la verdad.

3. PERSPECTIVA HISTÓRICA. La doctrina tradicional considera la mentira como "lenguaje contrario al propio pensamiento, con voluntad de engañar". Para que exista una mentira en sentido ético-formal, la oposición debe ser con el propio pensamiento (con la verdad interior), no con la realidad o con los hechos (con la verdad objetiva). Por lo tanto, una afirmación conforme con el propio pensamiento pero contraria a la realidad no es formalmente una mentira; el que afirma se equivoca, no miente. E, inversamente, una afirmación contraria al propio pensamiento, pero conforme con la realidad es formalmente una mentira; quien afirma miente, aunque, sin querer, diga materialmente la verdad.

En la definición de la mentira entra también la voluntad de engaño: "La mentira es una comunicación (significado) falsa ,unida a la intención de engañar" (SAN AGUSTIN, Contra mendacium, 26: PL 40,537). Pero, precisa santo Tomás, la intención de engañar (voluntas fallendi) entra como elemento no esencial en cuanto "pertenece a la perfección, y no a la esencia de la mentira". De forma que ésta queda ya calificada moralmente por la falsedad formal, es decir, por la simple voluntad de decir lo que es falso, de expresar algo contrario al propio pensamiento (cf S. Th., II-II, q. 110, a. 1). De ahí la concepción común de la mentira como "locutio contra mentem".

Por razón de la diversidad de motivación, a partir de santo Tomás (cf ib, a. 2) se ha distinguido la mentira en: "jocosa", dicha por diversión; para muchos no se trata de una mentira propiamente, porque por el contexto resulta evidente que no se quiere afirmar lo que se dice, sino divertir simplemente; "oficiosa", dicha por necesidad: para evitar un mal o procurar un bien; "perniciosa", dicha para hacer daño a alguien.

En torno a las reflexiones de san Agustín y de santo Tomás se ha agrupado la doctrina tradicional sobre la intrínseca inmoralidad de la mentira; según ella, la mentira es siempre un mal que hay que evitar, porque por sí misma se opone a la verdad, contradice la finalidad propia de la palabra, destruye la convivencia social y está condenada en la Sagrada Escritura. Esta doctrina es apoyada por la mayor parte de los Padres y de los teólogos y caracteriza de forma clara y continua la tradición eclesial, aunque no existe una definición del magisterio. Fuera del ámbito teológicoeclesial ha tenido algunos eminentes defensores, como Cicerón en la antigüedad y Kant en la época moderna.

A lo largo de esta tradición se ha constituido una tendencia minoritaria que trata de legitimar la mentira en los casos en que decir la verdad puede traer graves consecuencias a alguien. Entre los Padres: Clemente de Alejandría, Orígenes, san. Juan Crisóstomo, san Hilario, Casiano. El mismo san Agustín experimentó vivamente estos casos: "La cuestión de la mentira -escribe- es difícil y frecuentemente nos angustia en nuestra actividad cotidiana" (De mendacio 1, 1: PL 40,487). Entre los teólogos medievales: Guillermo de Auxerre, Alejandro de Hales y san Buenaventura.

Con el advenimiento de la era moderna, que ha desarrollado la atención al sujeto y a las relaciones sociales, se ha abierto camino otra concepción de la mentira como "rechazo de la verdad debida". La atención se traslada aquí de la relación palabra-pensamiento a la relación palabra-destinatario; la esencia de la mentira se determina subjetivamente, ya no objetivamente, por el derecho del interlocutor a la verdad. Con la disminución de tal derecho la mentira se haría lícita. En este caso ya no existiría formalmente una mentira, sino un "falsiloquio"; una mentira en sentido sólo material o psicológico, no ético-formal. Esta teoría, que se remonta al calvinista H. Grozio (1583-1645) y se desarrolló en el ámbito protestante y jurídico, ha comenzado a encontrar consenso recientemente también entre los católicos.

Decir y Vivir en la Verdad


EFESIOS 4:25 ”Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”.



En el mundo entero, muchas personas se han levantado proclamando tantas “verdades”, que la gente ya no sabe dónde está la “verdad verdadera”. Vivimos en un mundo rodeado y colmado de mentiras, donde aún las que se consideran supuestas verdades son rotundas mentiras.

Por otro lado, existen las llamadas medias verdades o mentiras piadosas, las cuales no dicen totalmente la verdad ni son mentiras en su totalidad.

Esta forma de expresión ha inundado prácticamente todos los sectores de la sociedad, inclusive a los cristianos. Muchas veces para salir de situaciones embarazosas se utilizan mentiras piadosas; para obtener beneficios laborales o mejoras económicas y muchos no tienen la menor duda de utilizar cualquier clase de mentira. Para muchos decir la verdad les resulta meterse en problemas.

Como cristianos, si deseamos caminar obedeciendo la Palabra de Dios, tenemos un sólo camino que no sólo es decir la verdad sino vivir en la verdad. A medida que Cristo, la Verdad, vaya gobernando cada área de nuestras vidas nos deleitaremos más y más en vivir y hablar la verdad.

Todo lo que está basado en la mentira nunca podrá tener la aprobación del Señor, ni las “mentirillas piadosas” jamás podrán contar con el aplauso del cielo. Si somos cristianos de verdad entonces solo nos queda un sólo camino: Andar en la verdad.

Decide en este tiempo a empezar a vivir como Cristo anduvo, y verás como tus situaciones difíciles comenzarán a tomar un nuevo rumbo bendecido.

ORACION: Señor, te pido en este día limpies mis labios de toda mentira o medias mentiras, pues ellas lo único que hacen es destruir mi vida y mi integridad. Ayúdame a vivir en la verdad y a ser un portador de Tú Verdad. Por Cristo Jesús, amén.

Saliendo del Mundo de las Mentiras


John Milton, poeta inglés, dijo en una oportunidad: “La mente puede hacer por sí misma un paraíso del infierno, o un infierno del paraíso”
Es una verdad que pueda estar pasando en tu vida, tú puedes estar creando un infierno en el paraíso, ¿cuáles son las mentiras que estas creyendo? ¿Cuáles mentiras has vivido o estás viviendo?
Esas mentiras se alojan en tu mente, la mentira es un enemigo muy sutil que necesita ser confrontado a diario. La mentira influye en nuestro diario vivir y determina nuestro pensar, sentir y actuar. Tu puedes estar viviendo un mundo de mentiras y no saberlo. ¿Cómo es eso?
Un día alguien te dijo que eras un bueno para nada, que nunca ibas a lograr nada y lamentablemente, le creíste y no te atreves a realizar grandes cosas porque has vivido con una mentira.
Un día alguien te auguró que serías un fracaso… y lamentablemente, fracasaste y ahora ves que todo sale mal.
Un día alguien te dijo que eras bruto…y te lo creíste.
Un día alguien te trató como si fueras un animal…, le creíste y comenzaste a actuar como un animal.
Un día alguien se burló de tus sueños, te dijo que no creía que podías hacerlo y te miró como si estuvieras delirando… y lamentablemente, le creíste y te olvidaste de tus sueños.
Un día alguien definió a la vida como aguantar, luchar y sobrevivir… y lamentablemente, le creíste, no colocaste límites y ahora abusan de ti.
Un día alguien te dijo que todo lo malo que te estaba pasando era porque hay algo malo en tu vida y Dios no está contento con tu vida, y tú le creíste.
Mentiras como estas y otras mentiras que quizás comentaremos en otra oportunidad va arraigándose en tu mente. Y sin darte cuenta, esas mentiras toman posición en tu corazón. Y luego de adaptarse, llegan a controlar toda tu vida. Quizá sin ser conciente de ello, porque la mentira es muy sutil, comenzaste a aceptar dócilmente estas limitaciones y te estás perdiendo de vivir en el paraíso.
Jesús dijo: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. (Juan 10:10B) NVI
La mentira parece ser poderosa, se dice que puede dar casi la vuelta al mundo mientras que la verdad aun esta poniéndose los zapatos, pero la verdad, es que la verdad es más poderosa.
Jesús dice: y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Juan 8:32 NVI
Amigo, quizás te acostumbraste a esas mentiras, ha sido tanto tiempo que permitiste que echaran raíces y te dejaste atrapar y te llenaste de limitaciones. Hoy es el mejor día para salir del mundo de las mentiras y es con la Verdad.
Y usted pregunta: ¿Cuál es la verdad que voy a vivir?
Es cierto que usted quizás ha vivido muchas mentiras, pero hoy tú puedes elegir la verdad, puedes comenzar a vivir la vida maravillosa que Dios te ha dado. El pasado es historia, es cenizas, mientras que el futuro todavía no llega.
Hoy estás vivo, estás lleno de posibilidades, dones, talentos, recursos que hasta ahora no habías visto por estar quejándose o lamentándose se hacen manifiestos y solo porque decidiste cambiar tus pensamientos de mentiras por los pensamientos de verdad, soy quien la Biblia y Dios dice que soy.
Dios te sigue viendo como una de sus creaciones más bellas y grandes, hay un sinfín de oportunidades a tu alrededor que sólo necesitan que las veas y las aproveches. Dios no nos dio el poder de ver las cosas como son, son como las vemos. ¿Qué estas viendo hoy en tu vida? ¿Qué estas viendo hoy en tu hogar? ¿Qué estas viendo hoy en tu trabajo? Dios te ha llamado para que seas el protagonista de tu vida. ¿Cómo quieres que sea el final de tu vida?
Amigo, no seas vencido con la mentira, vence con la verdad. Siempre actúa en dirección contraria a cada una de las mentiras que te has creído durante años. Alégrate en la sencilla y profunda verdad de ser una creación de Dios, de ser un ganador, mas que vencedor. Sal del mundo de las mentiras y ven a vivir al mundo de la verdad a experimentar la libertad.
Señor, enséñanos a atender tu Palabra y a poner toda nuestra confianza en ti para que podamos experimentar la verdad que sólo tú puedes traer. Amén.

No Mientas Más...


Muchas de las veces cuando venimos

al Señor, pensamos que la vida sera mas facil,

que no habra mas problemas y que todo sera

dicha y felicidad, una vida totalmente resuelta.

Nada de que preocuparnos porque El hara todo por nosotros sus hijos.

Otras veces nos convertimos en personas muy religiosas, hacemos malo lo que no es, nos es facil juzgar a otros por sus faltas y peor aun decidimos quien ira al cielo y quien no, como si eso dependiera de nosotros; podemos apoyar la mentira en alguna circunstancia segun sea necesario y no solo eso decimos que fue piadosa, o tambien las pintamos de colores siendo el favorito "mentirillas blancas".

Mientras que la palabra de Dios es muy clara en ese sentido:

"Pero los cobardes e incredulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idolatras y todos los mentirosos tendran su parte en el lago que arde con fuego y azufre que es la muerte segunda" Apocalipsis 21:8

Sin embargo en ocasiones se nos hace facil mentir, pero muy dificil perdonar al asesino siendo que para Dios tiene el mismo peso el pecado del asesino como el del mentiroso.

Dice Galatas 6:1 "Si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales restauradle con espiritu de mansedumbre, no sea que tu tambien seas tentado".

En otras palabras, no lo critiques, ni lo juzgues pero con amor ayudale a restaurarse.

"Efesios 4:25 Por lo cual desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su projimo; porque somos miembros los unos de los otros."

El enemigo traera pensamientos a nuestra mente (pues no olvidemos que es el padre de mentira) para convencernos que es mejor no decir nada, que nadie se dara cuenta, hasta convencernos pero no es asi, dice el Señor en "Marcos 4:22 que "no hay nada oculto que no haya de ser manifestado", esa pequeña mentira "blanca o piadosa" tarde o temprano se convertira en una enorme bola de nieve, pues una traera a la otras y asi hasta que no pueda parar, es entonces cuando su color se tornara "negro".

EN SU SENTIDO MÁS AMPLIO, el noveno mandamiento condena todo tipo de mentira, pero especialmente la que tiene el propósito de engañar para dañar a las personas o su reputación. A veces, cuando en la Biblia se condena el falso testimonio, se menciona también la mentira: «Cunden, más bien, el perjurio y la mentira» (Oseas 4: 2); «Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso» (Sal. 144: 11).
Se nos dice: «La mentira acerca de cualquier asunto, todo intento o propósito de engañar a nuestro prójimo, están incluidos en este mandamiento. La falsedad consiste en la intención de engañar. Mediante una mirada, un ademán, una expresión del semblante, se puede mentir tan eficazmente como si se usaran palabras. Toda exageración intencionada, toda insinuación o palabras indirectas dichas con el fin de producir un concepto erróneo o exagerado, hasta la exposición de los hechos de manera que den una idea equivocada, todo es mentir. Este precepto prohíbe todo intento de dañar la reputación de nuestros semejantes por medio de tergiversaciones o suposiciones malinten­cionadas, mediante calumnias o chismes. Hasta la supresión intencional de la verdad hecha con el fin de perjudicar a otros, es una violación del noveno mandamiento» (Patriarcas y profetas, pp. 317, 318).
Hay otras cosas que también están incluidas en el espíritu de este mandamiento: «Estas palabras condenan todas las frases e interjecciones insensatas que rayan profanidad. Condenan los cumplidos engañosos, el disimulo de la verdad, las frases lisonjeras, las exageraciones, las falsedades en el comercio, que prevalecen en la sociedad y en el mundo de los negocios. Enseñan que nadie puede llamarse veraz si trata de aparentar lo que no es o si sus palabras no llevan el verdadero sentimiento de su corazón» (El discurso maestro de Jesucristo, p. 60).
Meditemos: «Una mirada, una palabra, aun el tono de la voz, pueden estar henchidos de mentira, penetrar como una flecha en algún corazón, e infligir una herida incurable» (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 20).
La simulación
El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad (Prov. 12: 22).
HAY OTRAS FORMAS DE MENTIR que están condenadas en el noveno mandamiento. Notemos esto: «Ser cristiano ocasionalmente, ser devoto de vez en cuando, es un gran falacia, una mentira viviente» (Al­za tus ojos, p. 211). Cuando pretendemos ser cristianos y tratamos de engañar a la gente, estamos actuando con engaño.
El engaño y la mentira traen su propio castigo. Durante la conquista de Canaán, ocurrió un incidente interesante que ilustra cómo Dios aborrece la mentira. Una de las ciudades importantes vecinas de Jericó y Hai, era Gabaón. Ante la posibilidad de que fueran conquistados, como ya lo habían sido otras ciudades, los gabaonitas mintieron para hacer un pacto de paz con Israel. Pensaban que los israelitas iban a destruir a todos los habitantes de Canaán. Por lo tanto, enviaron emisarios que aparentaban venir de muy lejos, y de esta manera lograron que los dirigentes israelitas les prometieran que serían sus aliados. Cuando los israelitas se dieron cuenta de que eran gabaonitas que vivían cerca, se llenaron de indignación. El resultado fue que los gabaonitas fueron convertidos en aguateros y leñadores para el santuario en las siguientes generaciones (Jos. 9). Los gabaonitas tuvieron éxito en su misión, pero los resultados de su mentira los persiguieron hasta el fin. Si hubiesen actuado con la verdad, su destino habría sido muy diferente, como estaba delineado en Levítico: «Cuando algún extranjero se establezca en el país de ustedes, no lo traten mal. Al contrario, trátenlo como si fuera uno de ustedes. Ámenlo como a ustedes mismos» (Lev. 19: 33, 34). Pero por su mentira cosecharon resultados muy distintos. Notemos: «Ser hechos leñadores y aguadores por todas las generaciones no era poca humillación para aquellos ciudadanos de una ciudad real, donde todos los hombres eran “fuertes”. Pero habían adoptado el manto de la pobreza con fines de engaño, y les quedó como insignia de servidumbre perpetua. A través de todas las generaciones, esta servidumbre iba a atestiguar el aborrecimiento en que Dios tiene la mentira» (Patriarcas y profetas, pp. 541, 542).

La herida


Siendo niño pertenecí al Movimiento Scout. Ahí nos enseñaban, entre otras cosas, la importancia de la “Buena Acción” que consistía en realizar todos los días actos generosos y nobles, como recoger algún papel en la calle y botarlo en la papelera, ayudar en la casa a lavar platos, cuidar la fauna y la flora, ayudar a alguna persona anciana o impedida a cruzar la calle, etc. Me gustaba mucho cumplir esa tarea.
Un día caminaba por una calle de la ciudad y vi a un perro tirado en plena vía sin poder moverse. Estaba herido, un carro lo había atropellado y tenía rotas las dos patas traseras, los vehículos le pasaban muy de cerca y mi temor era que lo mataran porque era imposible que él solo pudiera levantarse.
Vi allí una gran oportunidad para hacer la “Buena Acción” y como buen Scout detuve el tráfico, me dispuse a rescatar al perro herido y ponerlo a salvo para entablillarle las patas. Yo nunca había entablillado a nadie pero el “Manual Scout” decía cómo hacerlo. Con mucho amor y entrega me acerqué, lo agarré pero me clavó los dientes en las manos. Inmediatamente me llevaron a la Sanidad y me inyectaron contra la rabia, aunque la rabia por la mordida no se me quitó con la vacuna.
Durante mucho tiempo no entendí por qué el perro me había mordido si yo sólo quería salvarlo y no hacerle daño, no sé que pasó y no me lo pude explicar. Yo quería ser su amigo, es más, pensaba curarlo, bañarlo, dejarlo para mí y cuidarlo mucho. Esta fue la primera decepción que sufrí por intentar hacer el bien, no lo comprendí. Que alguien haga daño al que lo maltrata es tolerable, pero que trate mal a quien lo quiera ayudar no es aceptable.
Pasaron muchos años hasta que vi claro que el perro no me mordió, quien me mordió fue su herida; ahora si lo entiendo perfectamente. Cuando alguien está mal, no tiene paz, está herido del alma y si recibe amor o buen trato: ¡Muerde! Pero él no hunde sus dientes, es su herida la que los clava.
Comprende el malestar de las personas que te rodean. Cuando alguien te grita, te ofende, te critica o te hace daño no lo hace porque te quiere mal sino porque está herido, está herido del alma, se siente mal o algo malo está pasando por su vida. No te defiendas ni lo critiques, mas bien compréndelo, acéptalo y ayúdalo. Ahora lo entiendo.
Salmos 147:3 ” El sana á los quebrantados de corazón, Y liga sus heridas.”

Contradicciones


Hace algún tiempo escuché una de las frases más contradictorias que jamás haya oído. Mientras estaba en un café, leyendo y preparando los últimos detalles para mi ponencia en una convención, la letra de una canción pegadiza captó mi atención.
“Turf”, conjunto musical argentino de creciente fama, coreaba: “para saber lo que es amar hay que perder la libertad, y para mí eso no se llama amor…”.
¿Eh? ¿Cómo? ¿Escuché bien? Juego de palabras; análisis semántico; interpretación libre… llámelo como usted desee. Pero para mí se trata, ni más ni menos, que de una total, deliberada y consciente contradicción.
Es que en todos los ámbitos ocurre algo similar:
Sabemos que la honestidad es el camino, pero muchas veces optamos por permitirnos “pequeñas” concesiones… (que en el fondo son “pequeñas corrupciones).
Conocemos el valor de invertir tiempo en nuestras familias, pero estamos “tan atareados” que utilizamos nuestras casas como si fueran meros “hoteles” de paso…
Entendemos que para alcanzar grandes objetivos hay que sacrificarse, pero en incontables ocasiones preferimos el hedonismo, alcanzando sólo “placeres” inmediatos…
Comprendemos que el amor es una decisión, pero vez tras vez lo disfrazamos de pasiones y sentimientos volátiles, accediendo a satisfacciones pasajeras sin llegar a disfrutar el gozo que produce la fidelidad y la entrega permanente…
En fin, por lo general sabemos qué es lo mejor para nuestras vidas, pero de manera muy frecuente nos contentamos con “jugar a la existencia”, postergando nuestros sueños, transando nuestras ilusiones y frustrando nuestros destinos.
Hoy quiero captar su atención y animarlo a que dedique este fin de semana para examinar su vida, reafirmar sus valores y reestructurar el orden de sus prioridades. o basta con saber qué es lo mejor para usted… hace falta ir más allá y tomar decisiones que dirijan sus pasos hacia el éxito que tanto anhela. i sabemos… ¡debemos ponernos manos a la obra!
Fuente: Cristian Franco
“Todo esfuerzo vale la pena, pero quien habla y no actúa acaba en la pobreza. La riqueza del sabio es su sabiduría, la pobreza del tonto es su estupidez” (Proverbios 14:23-24, TLA).

domingo, 30 de octubre de 2011

Las Huellas que dejé

Rosalina Tuyuc, indígena Cakchikel guatemalteca que ahora preside la Comisión Nacional de Resarcimiento y está postulada al Premio Nobel de la Paz, es una de esas vidas que acumulan experiencias que no pueden alcanzar al común de la gente.
Pasó su niñez en Comalapa, un colorido pueblo de agricultores y pintores primitivistas, donde sufrió la pobreza y las limitaciones para obtener educación que hoy sigue padeciendo la gran mayoría de la población maya en Guatemala.
Pero cuando su pequeño pueblo y su país empezaron a sufrir la desgracia de la guerra, ella creció. Su llave fue el activismo; desde muy joven participó en la Iglesia, en cooperativas, y después, ha estado a la cabeza de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala, una organización que agrupa a más de 100.000 mujeres que perdieron a sus esposos e hijos en la guerra.
Esta diminuta mujer de colorido huipil, se enfrentó muchas veces al poder militar. Del lado de la gente, abogó para terminar con el reclutamiento forzoso de jóvenes indígenas en el ejército, luchó para que las fuerzas armadas no obligaran a los maridos a patrullar en organizaciones paramilitares y sobre todo ha indagado el destino de los desaparecidos. El activismo la llevó a la participación política, fue diputada y ahora Presidenta de la Comisión Nacional de Resarcimiento y nominada al Premio Nobel de la Paz.
Dios espera que cada uno de nosotros sea activo en la vida y que no seamos de los que dejan que las cosas pasen sin dejar marca. Dios nos ha llamado a dejar huella en nuestro camino. Este es el día en el que debes dejar tu huella impresa donde vayas como Rosalina Tuyuc…..Y sobre todo como Jesús de Nazareth lo hizo.
Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Mateo 4:23
Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina. Mateo 7:28
En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús. Mateo 14:1

¿La diferencia entre una desgracia y un desastre?


Durante la segunda mitad del siglo XIX, dos hombres fuertes compitieron por el liderazgo del gobierno de Gran Bretaña: William Gladstone y Benjamín Disraeli.
Los dos políticos eran rivales formidables. El siguiente comentario de Disraeli te permitirá entender cómo se sentía uno respecto del otro:
«¿La diferencia entre una desgracia y un desastre? Si Gladstone se cayera al río Támesis, sería una desgracia; pero si alguien lo sacara, sería un desastre».
Mucha gente cree que Gladstone, líder del Partido Liberal por tres décadas, personificaba las mejores cualidades de la Inglaterra victoriana. Era un servidor público profesional, un gran orador, especialista en finanzas y un hombre de moral intachable.
Fue Primer Ministro del Reino Unido por cuatro períodos diferentes, la única persona en la historia de la nación en lograr tal honor. Bajo su liderazgo, Gran Brataña estableció un sistema de educación nacional, instituyó reformas parlamentarias, y vio cómo se permitía votar a un número importante de gente de las clases obreras.
Benjamín Disraeli, quien sirvió dos veces como Primer Ministro tenía un trasfondo diferente. Entró a la política cuando tenía unos treinta años, haciéndose de una reputación como diplomático y reformador social. Pero su más grande logro fue dirigir la compra por parte de Inglaterra de acciones en el canal de Suez.
Aunque ambos hombres hicieron mucho por Gran Bretaña, lo que los separaba realmente como líderes era su acercamiento a la gente.
La diferencia puede ser ilustrada por una historia contada por una joven que cenó con cada uno de ellos en dos noches consecutivas. Cuando se le preguntó su impresión de ellos, dijo: «Cuando salí del salón después de haber estado sentada cerca del señor Gladstone, creía que él era el hombre más inteligente de Inglaterra. Pero después de haber estado sentada cerca del señor Disraeli, creía que yo era la mujer más inteligente de Inglaterra».
Disraeli poseía la cualidad de atraer a la gente hacia él y hacer que quisieran seguirlo. Tenía carisma.
La mayoría de la gente piensa que el carisma es algo místico, casi indefinible. Que es una cualidad que se trae de nacimiento y que, por lo tanto, no se puede adquirir. Pero eso no es cierto.
Maxwell, J. C. (2000; 2003). Las 21 Cualidades Indispensables de un Líder. Thomas Nelson, Inc.
El carisma, dicho claramente, es la habilidad de atraer a la gente hacia sí mismo. Y como otras características del carácter, se puede desarrollar.
El verdadero carisma lo da Dios a través de su gracia y de su Espíritu. El Carisma del Espíritu podrás tocar vidas.

¿Por qué tuvo que pasarme a mí?


La tropa avanzaba paso a paso. La selva estaba espesa y húmeda, el suelo, lleno de barro y el peligro acechaba en cada metro del sendero.
En eso Lewis B. Puller, teniente del ejército estadounidense que peleaba en Vietnam, pisó una trampa explosiva. Para todo soldado que hablaba inglés, era literalmente una “trampa caza-bobos”. La explosión no lo mató, pero le mutiló las dos piernas y parte de las manos.
Librado de la muerte, Lewie Puller regresó a su país, estudió derecho a fin de convertirse en abogado, se casó y tuvo hijos y hasta escribió un libro titulado Hijo Afortunado que le ganó un premio. Pero su vida nunca dejó de arrastrar el dolor de la guerra. Un día, no aguantando más su pena, se suicidó. La revista Time publicó su obituario y le puso por título: “La herida que nunca sanó”
Las guerras de este mundo siguen cobrando sus víctimas, aún después de pasados muchos años. El Teniente Puller, hijo del General Puller, el hombre más condecorado de la marina estadounidense, parecía ser un triunfador. Se sobrepuso a la pérdida de sus piernas. Vivió veintiséis años con su esposa. Y escribió, con éxito , su autobiografía. pero la Psicosis de la guerra lo tenía marcado.
Puller se sumergió en el alcohol. Eso provocó problemas en su matrimonio, acelerando la separación de su esposa. La herida psicológica de Vietnam, que nunca sanó, terminó destruyéndolo.
Hay heridas del alma peores que las del cuerpo. Muchos hombres lisiados de gravedad han podido sobrevivir, recuperarse y hasta ser felices. Pero Puller cayó víctima de otra herida. Allá en el fondo de su alma hubo siempre una úlcera, una llaga abierta que continuamente preguntaba: ¿Por qué tuvo que pasarme a mí?
Buscó alivio en el alcohol, pero éste también es una “trampa caza-bobos” tan destructiva como aquella otra que le mutiló las piernas en plena selva.
Nos gustaría poder dar a conocer otros detalles agradables respecto a este hombre y darle a su biografía un final feliz. Pero la realidad suele a veces ser cruel. No hay consuelo en el alcohol. No hay salvación en las drogas. No hay fuerza vital verdadera en la erudición ni en la literatura. Lo único que puede sanar las heridas del alma es una experiencia espiritual.
Jesucristo es quien consuela a los afligidos, levanta a los caídos, anima a los deprimidos y libera a los cautivos. Sólo Cristo salva, restaura, redime y transforma. Vengan a mí, nos dice a todos. Aceptemos su invitación.
Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda. Jeremías 30:17
He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Jeremías 33:6